domingo, 18 de abril de 2010

Mareas

Soplido y vaho en los cristales,
la marca de la nariz está ahí cuando me quito.
Las manos en los bolsillos,
mirada al nublo cielo gris
mientras mil pensamientos
escapan y vuelan,
allí donde las nubes lloran.

Una respiración pausada,
me arrebujo en la chaqueta
y apoyo la frente en el cristal,
con los ojos cerrados...

Amapolas... amapolas.
Brisa fría de abril, hojas verdes.
Tierra mojada, y deseos en el aire...

Deslizar... deslizar por la capa de hielo de este lago,
al azar, donde el impulso me lleve,
sin resistencias que generen calor que
pueda derretir este hielo tan frío...

Bajo el hielo, miles, millones de gotas de agua
en forma de lluvia prolongada,
miles de pequeñas vidas por crecer,
miles de piedras con las que tropezar
y millones de sonrisas que mostrar...

Y miro el alrededor, hipnotizada,
pero no me muevo...
mis pensamientos van tan rápido
que creo que vuelo;
pero sigo aquí.

Y, es que, en suelo plano no hay pendiente que te empuje.

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