jueves, 25 de octubre de 2012

Lluvias de octubre

Siempre pienso cuando empiezo a recordar que será la última vez, que ya no puede quitarme más el sueño ni más ganas de avanzar, pero siempre es falso. Parece que el tema de la sinceridad con uno mismo es recurrente en mis errores y la verdad más clara que he encontrado es que nadie muere en mi recuerdo y no tengo indiferencia para todos aquellos que saqué de mi vida en su día. Así que sí, sí te recuerdo, todos los días para ser más exacta. He decidido empezar de cero conmigo misma, ya que me es imposible empezar a estar bien con los demás; arrastro demasiados lastres como para poder tener un futuro que no esté hecho de pasados. Jamás estuve hecha para las despedidas y las derrotas, mi exceso de sensibilidad con las cosas que me importan me hacía construir "muros" y defensas inútiles para protegerme, pero finalmente cuando el daño está hecho y todos caen, ves que no servían. Sólo estás tú contigo en ese momento, y con una miríada de recuerdos que te sobrevuelan como pájaros con caras humanas. Entonces lo entendí, tenías razón. Los adioses no existen.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Tarde como siempre

Más vale tarde que nunca, y aceptar que aún me queda mucho por hacer con todo este lío y que más aún me queda para estar bien será mi primer paso para... ¿para qué? Nada va a cambiar ya, contigo se fueron los sueños que yo quería hasta ahora y tengo que aprender a ver las cosas de otra forma, como también te dije a tí que debías hacer. Parece que no era un consejo unilateral... es todo lo que yo puedo sacar de aquí, siguen faltándome unos porqués que aún hoy me pegan fuerte al mirar atrás. Supongo que son esos golpes, los que realmente nos dinamitan por dentro, los que te hacen aprender algo. Eso sí, si se quiere mirar detrás del dolor lacerante que provocan. Se me hace rara la vida que contemplo sin esos brillos dorados y amarillos que antes veía a veces, el vacío está en su lugar ahora en forma de ausencia; ausencia de alguien y de tantas y tantas cosas que sé que ya he perdido para no volver a encontrar más. Me guío por la frase "El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional" y trato de no torturarme con recuerdos, frases y miles de pequeños detalles que cada día me lo recuerdan todo de nuevo, aunque intente no perder la sonrisa. Muchas veces he sentido el sabor amargo de lo que podría llamar una derrota conmigo misma y de sobredosis no se muere, pero sí se apagan partes del ser. Quizá todo eso que quería realmente nunca fue para mí y me empeñé en vivirlo como si fuese a cumplirse, sin pararme a ver nada más e ignorando lo que podía truncarlo. Esa también es mi lección: Desconfía de lo que puede hacerte muy feliz, porque también puede hacerte mucho mal. No conviene olvidarse de esto, y yo lo hice. Lamento profundamente que las cosas hayan tenido que ser así, ojalá no hubiera sido necesario tanto dolor para ninguno de los dos; pero las cosas ocurren por alguna razón y ahora sé que yo no podía ayudarte. El futuro es incierto y la verdad es que lo único que se tiene es el presente, el presente del ahora y aquí.

lunes, 2 de julio de 2012

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Atrapada.
Así me siento, entre dos fuerzas contrapuestas e iguales que luchan en mi interior, tomando en mi cansado corazón su campo de batalla.

A un lado, todo lo que sentí un día y cuyos restos me cubren como harapos sangrantes; a otro un torbellino de dolor y rabia que a veces me sitia y golpea con fuerza...

Supongo que necesito creer que hay un gran paisaje cuando miro a un terreno totalmente desierto; incluso quiero hacerlo, creer, pero me siento impotente, indolente.

Como si mis muros hubiesen caído y hubieran sido barridas hasta las cenizas que dejaron al desplomarse. Vacía...

No tenía que ser así, ¡no tenías que hacerlo así!
Dejarme partida en dos, cubierta de heridas profundas, con los restos de mi confianza muerta a mi alrededor y con un horizonte despejado de nubes de sueños.

Y vuelven los golpes de frente de los dos gigantes en mis adentros; sin que se sepa quién gana pero sí quién pierde más a cada golpe: yo.

jueves, 28 de junio de 2012

Cielo de tormenta

¿Y si sólo soy el reflejo parecido de lo que un día quisiste?
¿Seré esa sombra de, esa esperanza (valga la irónica redundancia)de no haberlo perdido completamente?
O puede que sea como un corcho en el mar, únicamente un vaso de agua en un desierto.

Algo que no llega a florecer nunca, porque no tiene raíz.
¿Y quién lo sabe? Yo no, desde luego.
Y la amargura de volver a sentir que no soy de ninguna parte, que nunca es suficiente y que siempre voy dos pasos por detrás me roba las noches, el aire y la sonrisa.

Vuelvo a sentir que se acerca, la tormenta con la que sueño de noche empieza a forjarse en mí... no sé qué más hacer para evitarla, me descubro a mí misma el secreto de que no soy suficiente para pararla. Y mis pies se niegan a andar ya.

~

Tiempo lento, demasiado lento.
Deja de dilatarte en mis pulmones, que no puedo respirar...

miércoles, 27 de junio de 2012

Y si...

¿Y si...?
¿Y si todas esas palabras que me callo terminasen por volverse contra mí?
¿Si todos los sentimientos que intento callar y desterrar luego vienen más grandes a por mí?
Si el malestar se acabase multiplicando...
O si dejo de entender el por qué sigo aquí.

Inexplicable para mí ahora, ahora que soy una contradicción caminante.
Es todo tan contrapuesto... y a veces quiero bajarme de esta montaña rusa, pero a veces no. ¿Hasta dónde llegará mi curiosidad? ¿Superará a la más fuerte de mis emociones actuales? Esperar para ver, supongo. Tiempo, para variar...
Un amigo cruel que me remite a dos opuestos todo el tiempo: amor y dolor.

Asistir desde la lejanía a un nacimiento nunca fue tan emocionante y doloroso al mismo tiempo. Demasiadas implicaciones como para sólo sentirme feliz de ello.
Y en estos momentos, en los que la tristeza me apresa, es cuando me siento un ser peor.
Y lo peor es que esta vez no hay carrera que me alivie.

lunes, 25 de junio de 2012

Exhalación

La pregunta que nunca me formulaste, y que a ambos nos hace sentir así es sí, sí me llegan...

¿Te llegará a tí la voluntad que forjas hasta el final de tu camino? No un final, que final no hay, sino hasta ese punto que me prometiste...
Hoy, he aprendido una cosa. La diferencia entre querer algo de verdad y tener un deseo sobre algo. Son cosas distintas, que la mayoría del mundo confunde. Deseo con toda mi alma que a tí no te pase, y que si lo hace lo sepas ver y rectificar...

Llego a un punto en el que descubro mis límites emocionales, incluso físicos; nunca había sabido realmente hasta dónde puedo soportar. Menos ahora, ahora sí camino por ellos vertiginosamente rápido, y sólo cuento con mi voluntad para no caer al otro lado...

Te preguntas si me llegarán tus latidos. Cómo no van a llegarme, si fueron lo que un día me dibujaba la sonrisa por la mañana y me la mantenían durante todo el día...
Yo me pregunto si caerás en el desánimo y lo fácil. Quiero ver de qué pasta estás hecho, y hasta dónde puedes llevar un sueño aunque creas que es imposible.
¿Recuerdas aquello de "No me importa si es difícil, quiero saber si es posible"? Sé hasta dónde llego yo, ¿serás capaz de venir?

El mundo no para, no se detiene a esperarnos. Y cuando más cansados estamos, es cuando más se exige de nosotros. Todos decidimos si nos quedamos sentados o continuamos aunque duela, es lo que realmente distingue a las personas...
Aunque la duda ahora me esté asfixiando.

miércoles, 20 de junio de 2012

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Vuelven las noches y los días llenos de ansiedad,
se han desenterrado de mi memoria y llegan dispuestos a quedarse...

Niebla

Tiempo, lento.
Susurros que se escapan de mi piel, de mi ser.
Horas en demasía por delante de este nudo en el pecho que no afloja.
Y otra vez el tiempo, lento.
Haciendo que los minutos pesen, que pasen ante mis ojos mirándolos ir y sin saber qué decir.

¿Perdida? No. Sólo desarmada, aunque esta vez al menos me tuve el detalle de querer.
Me parecen estos minutos angustiosos los mismos que un día tuve atragantados, es como si ya los conociera.
Pero esta vez no pongo resistencia; este mismo tiempo que ahora me ahoga será el que responda mis preguntas más apremiantes.
Y el mismo que confío que no me deje coger resentimientos.

Aunque demasiadas y discordantes emociones asolan ahora mi cabeza, que no para un segundo.
Lo he entendido, ahora lo sé: debo dejar marchar a los reflejos de estrellas doradas, que ya no tienen cabida aquí y sólo me vuelven a traer nudos ansiosos en el pecho.

Tiempo, y espacio. Incertidumbre. Espero que no te pierdas otra vez en la niebla.

viernes, 16 de marzo de 2012

Granizo

Nadie, nunca, podría decir, viendo el cielo azul tan claro ahora que se extendía vasto en el horizonte, que alguna vez hubiera sido completamente negro y cubierto de nubes de granizo.

Lo recuerdan los ancianos, únicos pobladores del lugar antes del diluvio y mientras duró; toda la gente a día de hoy que había en la aldea eran recién llegados desde diferentes sitios. Ellos nunca sabrían el sonido que hacía esa magnífica cúpula azul al estallar y caer en pedazos sobre ellos rugiendo como el trueno, porque les había tocado vivir en la calma que deja tras de sí la tormenta.
Los recuerdos de aquellos días permanecen sin embargo en la memoria del lugar; bajo cada piedra aún se ven restos de aquellos tiempos, el aire aún guarda memoria del humo de las hogueras…

Y el suelo, los campos fértiles y frondosos, cultivados sobre las cenizas del anterior imperio, crecen llenos de vida, ajenos a que se alimentan de muerte.
Es el ciclo ininterrumpido, ¿no? Todo es un círculo… ¿Quién se toma la molestia de excavar para ver lo que hay debajo? Demasiados ojos lo han ignorado ya… por miedo al dolor, y quizá a descubrir que nada de lo que yace bajo esta tierra de belleza y calma se ha ido; la esencia se mantiene ante todos ellos invisible, silente, estática: muda.

Podrían plantarse generaciones de árboles en esa tierra, todas crecerían y serían espléndidas. ¿Por qué, entonces, ha de investigarse dónde está? ¿Lo que ocurrió? ¿Importa acaso el pasado ante un presente magnífico? ¿Se puede arrastrar toda una vida en un saco de olvido para llevarla al futuro?
Pesa… el pasado pesa como duras piedras atadas a los pies. Hace que cada vez caminemos más lento, sin darnos cuenta. Puede incluso hacer que paremos, y no darnos cuenta.

¿Es perder el tiempo pararse a quitar piedrecitas de nuestros pies alguna vez? ¿Viviré menos intensamente, no me ancla eso a un tiempo ya sucedido?
Tantas preguntas me asaltan… tantas, tanto tiempo escondidas e ignoradas.
Y yo sin respuestas en los bolsillos…