martes, 14 de mayo de 2013

Días tristes

Qué duro se hace el avance contra todo cuando lo que te apetece es vomitar todo lo que llevas en el estómago; tanta mezcla de sentimientos parece que no suele sentar bien, y claro, la indigestión está a la orden del día siempre. Qué extraño es recordar, y recordar como si hubiese sido ayer cosas desde las que ha llovido, y llovido mucho, o quizás parece que aún no lo suficiente... Me sé de memoria esta sensación, la sensación de no dejar irse a las cosas. Aunque parece que tienen que marcharse ya, ¿no? Estarán cansadas ellas también de flotar, atemporales, en algún rincón de mi mente. Sé que el mundo no espera y aún menos la vida; "Mi propia vida no me espera"- pienso mientras me río con cierta amargura (o quizá debería decir mucha). También sé que en días como hoy releer cartas y libretas no me ayudará a estar bien. Pero comparado con no tener un sueño tranquilo no parece que me vaya a hacer mucho mal... Siempre me pregunté dónde quedaban las cosas que no decíamos, que no ocurrían; las cosas que se callan... y ahora creo que lo sé.

jueves, 25 de octubre de 2012

Lluvias de octubre

Siempre pienso cuando empiezo a recordar que será la última vez, que ya no puede quitarme más el sueño ni más ganas de avanzar, pero siempre es falso. Parece que el tema de la sinceridad con uno mismo es recurrente en mis errores y la verdad más clara que he encontrado es que nadie muere en mi recuerdo y no tengo indiferencia para todos aquellos que saqué de mi vida en su día. Así que sí, sí te recuerdo, todos los días para ser más exacta. He decidido empezar de cero conmigo misma, ya que me es imposible empezar a estar bien con los demás; arrastro demasiados lastres como para poder tener un futuro que no esté hecho de pasados. Jamás estuve hecha para las despedidas y las derrotas, mi exceso de sensibilidad con las cosas que me importan me hacía construir "muros" y defensas inútiles para protegerme, pero finalmente cuando el daño está hecho y todos caen, ves que no servían. Sólo estás tú contigo en ese momento, y con una miríada de recuerdos que te sobrevuelan como pájaros con caras humanas. Entonces lo entendí, tenías razón. Los adioses no existen.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Tarde como siempre

Más vale tarde que nunca, y aceptar que aún me queda mucho por hacer con todo este lío y que más aún me queda para estar bien será mi primer paso para... ¿para qué? Nada va a cambiar ya, contigo se fueron los sueños que yo quería hasta ahora y tengo que aprender a ver las cosas de otra forma, como también te dije a tí que debías hacer. Parece que no era un consejo unilateral... es todo lo que yo puedo sacar de aquí, siguen faltándome unos porqués que aún hoy me pegan fuerte al mirar atrás. Supongo que son esos golpes, los que realmente nos dinamitan por dentro, los que te hacen aprender algo. Eso sí, si se quiere mirar detrás del dolor lacerante que provocan. Se me hace rara la vida que contemplo sin esos brillos dorados y amarillos que antes veía a veces, el vacío está en su lugar ahora en forma de ausencia; ausencia de alguien y de tantas y tantas cosas que sé que ya he perdido para no volver a encontrar más. Me guío por la frase "El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional" y trato de no torturarme con recuerdos, frases y miles de pequeños detalles que cada día me lo recuerdan todo de nuevo, aunque intente no perder la sonrisa. Muchas veces he sentido el sabor amargo de lo que podría llamar una derrota conmigo misma y de sobredosis no se muere, pero sí se apagan partes del ser. Quizá todo eso que quería realmente nunca fue para mí y me empeñé en vivirlo como si fuese a cumplirse, sin pararme a ver nada más e ignorando lo que podía truncarlo. Esa también es mi lección: Desconfía de lo que puede hacerte muy feliz, porque también puede hacerte mucho mal. No conviene olvidarse de esto, y yo lo hice. Lamento profundamente que las cosas hayan tenido que ser así, ojalá no hubiera sido necesario tanto dolor para ninguno de los dos; pero las cosas ocurren por alguna razón y ahora sé que yo no podía ayudarte. El futuro es incierto y la verdad es que lo único que se tiene es el presente, el presente del ahora y aquí.

lunes, 2 de julio de 2012

+

Atrapada.
Así me siento, entre dos fuerzas contrapuestas e iguales que luchan en mi interior, tomando en mi cansado corazón su campo de batalla.

A un lado, todo lo que sentí un día y cuyos restos me cubren como harapos sangrantes; a otro un torbellino de dolor y rabia que a veces me sitia y golpea con fuerza...

Supongo que necesito creer que hay un gran paisaje cuando miro a un terreno totalmente desierto; incluso quiero hacerlo, creer, pero me siento impotente, indolente.

Como si mis muros hubiesen caído y hubieran sido barridas hasta las cenizas que dejaron al desplomarse. Vacía...

No tenía que ser así, ¡no tenías que hacerlo así!
Dejarme partida en dos, cubierta de heridas profundas, con los restos de mi confianza muerta a mi alrededor y con un horizonte despejado de nubes de sueños.

Y vuelven los golpes de frente de los dos gigantes en mis adentros; sin que se sepa quién gana pero sí quién pierde más a cada golpe: yo.

jueves, 28 de junio de 2012

Cielo de tormenta

¿Y si sólo soy el reflejo parecido de lo que un día quisiste?
¿Seré esa sombra de, esa esperanza (valga la irónica redundancia)de no haberlo perdido completamente?
O puede que sea como un corcho en el mar, únicamente un vaso de agua en un desierto.

Algo que no llega a florecer nunca, porque no tiene raíz.
¿Y quién lo sabe? Yo no, desde luego.
Y la amargura de volver a sentir que no soy de ninguna parte, que nunca es suficiente y que siempre voy dos pasos por detrás me roba las noches, el aire y la sonrisa.

Vuelvo a sentir que se acerca, la tormenta con la que sueño de noche empieza a forjarse en mí... no sé qué más hacer para evitarla, me descubro a mí misma el secreto de que no soy suficiente para pararla. Y mis pies se niegan a andar ya.

~

Tiempo lento, demasiado lento.
Deja de dilatarte en mis pulmones, que no puedo respirar...

miércoles, 27 de junio de 2012

Y si...

¿Y si...?
¿Y si todas esas palabras que me callo terminasen por volverse contra mí?
¿Si todos los sentimientos que intento callar y desterrar luego vienen más grandes a por mí?
Si el malestar se acabase multiplicando...
O si dejo de entender el por qué sigo aquí.

Inexplicable para mí ahora, ahora que soy una contradicción caminante.
Es todo tan contrapuesto... y a veces quiero bajarme de esta montaña rusa, pero a veces no. ¿Hasta dónde llegará mi curiosidad? ¿Superará a la más fuerte de mis emociones actuales? Esperar para ver, supongo. Tiempo, para variar...
Un amigo cruel que me remite a dos opuestos todo el tiempo: amor y dolor.

Asistir desde la lejanía a un nacimiento nunca fue tan emocionante y doloroso al mismo tiempo. Demasiadas implicaciones como para sólo sentirme feliz de ello.
Y en estos momentos, en los que la tristeza me apresa, es cuando me siento un ser peor.
Y lo peor es que esta vez no hay carrera que me alivie.