miércoles, 30 de noviembre de 2011

Gotas de mar

El camino de piedras salpicadas sobre la superficie del mar llega más allá de la vista en la distancia, fundiéndose con los primeros rayos de un sol que emerge, brillante, del agua.

Ella, sentada en la orilla con las piernas cruzadas bajo una falda, provista de unas botas de agua y un impermeable que le sirve de protección, contempla la escena.
Contemplar se convirtió en algún momento en el plato fuerte de alguien que no comía, que se saciaba viendo comer.

Hoy se levanta, se quita las botas y se sube a la primera piedra, de la que el equilibrio empuja a saltar sobre la segunda, con los brazos hacia arriba, los ojos cerrados y el corazón palpitante.

Se vuelve hacia la orilla: A escasos dos metros, él está sentado en la arena y la mira con esa intensidad arrolladora que le hace erizarse la piel.

"¿Vienes conmigo a dar un paseo?"- susurrra mientras le tiende la mano, mirándole a los ojos, el tiempo suspendido...

martes, 22 de noviembre de 2011

Cuatro letras

No es posible…

Miro a la niña, aún sentada en el suelo mientras trata de mover las pesadas cadenas que un día ella misma me pidió que le pusiera.

Y las mueve… despacio, pero va deshaciendo todos los viejos nudos atados un día con frustración y dolor, apretados hasta casi la rotura.

-Mi niña, ¿qué haces? ¿Por qué mueves eso, pequeña? Recuerda que es muy pesado para ti y podrías hacerte daño -- le indico suavemente.

Ella vuelve la cabeza hacia mí, y me da una mirada desconocida hasta ahora y que me haría temblar las piernas, si las tuviera. Está sonriendo, sobre todo sus ojos.

*Es que con esto no puedo salir afuera, pesa mucho. No me haré daño, ya he crecido y puedo levantarlas – y orgullosa me muestra su nueva habilidad.

-¿Y por qué quieres salir fuera? Todo es más frío allí, hay miles de cosas que pueden herirte, tú misma me lo dijiste cuando llegaste y me pediste esto. ¿No prefieres quedarte conmigo aquí? Yo te cuidaré bien, como hasta ahora.

Callo para que no me sienta temblar la voz… Curioso, esto de asustarme siendo mi misma esencia. Me mira… me mira con esos ojos llenos de determinación e ilusión, y yo… sólo puedo aceptar una derrota anticipada a esta batalla. Hay miradas que matan...

*Quiero salir porque fuera hay vida-- dice mirándome con seriedad, mientras yo intuyo una voluntad inamovible.

-Ya sabes que sólo tú puedes soltarte; sólo tú tienes la clave, yo ya no la recuerdo. Me dijiste que no te irías nunca… y yo la olvidé—sonrío amargamente a mi niña, mientras siento cómo empiezo a desdibujarme de la cálida y segura estancia.

*Sí… estaba equivocada. Ignoraba que era capaz de tantas cosas… y quiero hacerlas, sensei. Sin ayuda esta vez. Y creo que la clave empezaba por A…

Oigo sus palabras como en la distancia, me siento cada vez más débil mientras veo cómo ella se afana en encontrar la palabra correcta, y alza ya sin problemas los grilletes. ¿En qué momento recordó su nombre y yo no me di cuenta?

*Ahora una ‘M’…

Me siento incapaz de escucharla ya, voy disolviéndome en el aire y alejándome lentamente hacia el techo, ya no me necesita. Cuando vuelva a girarse yo ya no estaré, y ni siquiera me he despedido…

*Viene una ‘O’ creo… y por último probaré con la ‘R’.

*¡Bien! ¡Bien, bien! –grito contenta cuando el candado cae al suelo.
¡Sensei! ¡Mira, lo he hecho yo sola! – Me giro para enseñarle mis muñecas libres, pero él ya no está. Miro el sillón que antes ocupaba sin entender... no le he oído marcharse.

*Adiós… -- susurro al aire de la casa, mientras apago la chimenea.
Cojo el abrigo y el gorro despacio, y me acerco a la puerta. Siento el corazón acelerado y me tiembla el pulso. Giro el picaporte… y abro.

martes, 1 de noviembre de 2011

Nubes oscuras

Sujeto el lápiz con los dedos,
jugando a darle vueltas,
y cae otra vez...

El papel sigue blanco, y yo me aliso el pelo con las manos lentamente...
Pulso tembloroso que agitas mis dedos,
déjame comprenderte,
déjame al menos, ya que soy tu presa, saber el por qué..

No hay respuesta, y la voz vuelve a morir esta noche en la garganta sin salir de ella.
¿Angustia? ¿Nervios? ¿Impaciencia? ¿O algo más profundo quizá?
Nada se me responde, nada me trae calma a este momento en el que el cuerpo me tiembla como un drogadicto en abstinencia;
al momento en el que me caen lágrimas que no parecen mías
sobre un regazo que tiene frío, un frío invernal que me obliga a abrazar mis rodillas y llorar sobre ellas...

No entiendo... y da igual.
No quiero entender, pues he decidido aceptar y firme me mantengo.
Quizás siempre me superó la vida, que se rió de mí cuando le dije presa del coraje que sería mía y no del revés, dándome media vuelta y marchándome...

Aprieto los dientes con la cabeza baja,
recordando la sensación de haber vuelto a perder, tan familiar antaño...
La luz de la luna baña mi silueta, muda, donde siempre estuvo;
dejo a la noche entrar en mí y me desvanezco en el aire, volviendo a la nada;
una nada acogedora en la que espero poder dormir.

Llaves

Reformas internas, sí, pero estoy muy lejos de cerrar por obras…
En mitad de la estepa,
Compuesta por frío, amarga desolación y frentes en el suelo,
Encuentras un refugio, ¡un refugio!
No preguntes si puedes pasar, ya estás dentro…

Tic, tac, tic, tac…
Susurros de pieles y de labios suben la temperatura,
Y me empiezan a quitar ropa, mientras yo miro sin protestar.
Dedos, ágiles, que escriben historias interminables de promesas, futuros y pasados;
Sobre teclas o sobre miradas,
Miradas que hablan mucho más que palabras
Y que relucen en la oscuridad por la sinceridad de su brillo;
Al mismo tiempo que tras las pestañas de unos párpados cerrados caen candados centenarios a modo de lluvia del pasado;

Ya no ahoga, ni duelen los golpes del acero contra el suelo manchado de sangre seca…
Tinta negra redibuja,
Siguiendo hileras tal vez caprichosas y largo tiempo secas;
Llueve polvo del cielo,
El mismo que afirmaba poder volar para siempre…

Unas botas dan un paso en la calle mientras arrecia la lluvia,
Contempla el cielo cuajado de electricidad,
Dudas y calma VS ilusión y llamas en su mente.
Y la certeza de seguir caminando hacia delante con paso firme,
Puede que más seguro que nunca hasta ahora…

El túnel del tiempo es un juguete cruel…
Y cruzarse en el camino, un presente innegable.