lunes, 23 de noviembre de 2009

Piezas

Son piezas, pequeñas, con ángulos y sin dientes.
Suaves.... lisas.
De colores, sin olor.
Pueden ser 9^9^9... :)
Ser mar, máquina o animal.
Cualquier cosa, imagínalo.
Probablemente eternas, aunque intentes romperlas,
sólo conseguirás hacerlas más suyas, menos tuyas.
Tienen un alto contenido en riesgo, y seguridad a la par.
Podrías reconstruir tu vida si ellas te ayudaran;
no quieren dinero ni placer, sólo estar.
Y la caída... te volverá a hacer empezar,
sin malestar, conservando esencias encajadas de antaño.
Cada nuevo sol que sale te trae miles más,
y se lleva las que no conseguiste armar,
mejor así.
Mejor con un poco de sal.

martes, 10 de noviembre de 2009

:)

Y es ahora la nueva cara de la luna
la que me hace aullar por las noches...
Lo nunca dicho, lo nunca antes visto,
lo nunca pensado y lo nunca sentido,
vienen aquí y se quedan conmigo...

Sueño con ansia y ansío el sueño,
ya no hay más tambores
que recuerden otro tiempo,
del que alguna vez fui dueño;
no más desertores,
no más dolidos sentimientos
por la causa perdida que me hizo regurgitarte,
pensando en silencio, callando mi llanto,
volviendo a ese fuego, recordándote.

Vivo ahora un nuevo abrir,
estreno algo cada día,
sonríeme al verme salir:
agrandarás mi alegría.

Tranquilidad no pendiente de un hilo...

Aprender, conocer, saber, volver,ver...

Y tantas cosas, tantas...

:)

viernes, 11 de septiembre de 2009

nunca digas nunca

El imperio más grande es el que cae con más fuerza...

viernes, 14 de agosto de 2009

To you, RMR

Por aquellas miradas ingenuas que te di,
por aquellas sonrisas bajo el cielo diferente de cada día,
por cada momento nuestro,
por los besos robados,
las caricias implícitas
y por esa complicidad...

Por el fuego de las manos,
la necesidad del contacto,
miradas llenas de algo más que palabras
y esa sensación indescriptible en el pecho
cuando estabas cerca de mí...

Por las malas noches de reflexión,
los silencios incómodos,
la rabia a veces contenida
y ese dolor profundo de la comprensión sin aceptación...

También por las confesiones,
nuestra amistad sincera,
el cariño imborrable
y las lecciones que he aprendido...

Fuimos pasión, sonrisas y árido desierto...

Una prueba; para mí, no fallida;
vivencias y sentimientos que ahora quedan para mí, para siempre...

Quizá, este final es ahora un principio.
Quizá...

No quería despedirme
sin dedicarte una sincera sonrisa,
me llevo mucho de tí
en esta huella invisible.

Lo que nunca pensé
es ahora realidad
con forma de un nuevo camino...

Por todo esto,
por todo lo compartido,
por tí , y por mí;

thanks for the memories... :)

"Y la estrella se apagó..."
(En realidad, sólo cambió su luz )

miércoles, 22 de julio de 2009

Numb

Una pluma se desliza suavemente por un brazo,
rozando la piel que yace en ese diván.
Persianas echadas y penumbra reconfortante.
Movida por el aire, dibuja una silueta;
movida por el aire, cae el suelo.
A veces unos centímetros de separación
pueden ser demasiados...
a veces, pueden llegar a ser cientos de kilómetros,
sin posibilidad de acercamiento ni de tregua,
porque no hay guerra.
Sólo un extenso terreno semidesierto,
recorrido por vientos desconocidos y endémicos
que azotan a quien intente entrar.
Pisando arenas movedizas, a conciencia,
siguiendo a ciegas
la más hermosa melodía jamás escuchada,
sacando fuerzas de los montones de rocas que me rodean,
y si en algún momento flaqueo...
siéntate un momento, cierra los ojos
y deja que el viento te traiga esas notas de vida...
esas notas que te hacen respirar...
esas notas del desierto...
Escucharlas es como ver un jardín naciente,
con tantas pequeñas cosas escondidas por buscar...
Desde el principio sabía que el viaje tenía un mal final.
Pero me arriesgué, por aquella melodía...
Y no me arrepiento, ni lo haré nunca,
por todo lo que he visto ...
Sin embargo, ahora que he salido de allí,
siento que algo mío se quedó,
algo que no recuperaré,
y que realmente nunca me perteneció.
Amargas lágrimas en multitud de noches
bajan por mi rostro al comprenderlo,
pero el recuerdo no cesa,
y entonces extraño esa esencia del desierto...
Suspiros en la oscuridad,
y ni un paso en la noche.
Sola con mi alma...
Y empezando a comprender...
Sólo espero que algún día llueva para tí,
y haga brotar vida de donde sólo hay desolación.
Sigo escuchando en la lejanía esa música;
la única a la que permito llegar a mí de verdad...
y entonces sé que nunca se apagará,
que alguien más la escuchará,
y sonrío sin dolor.
Los viajes no son siempre voluntarios.
Te quiero, adiós.

jueves, 25 de junio de 2009

Bicho bola

La chica mira el acantilado, que queda lejano hasta para su vista.
Lo mira de lado, con el viento salado revolviéndole el pelo,
la luz dorada del atardecer marino en un reflejo de sus ojos,
y tantas palabras no dichas en los labios...
Uno de sus "yo" quiere retroceder, salir corriendo por donde ha venido,
apretarse las manos de miedo, huir, en una palabra.
Ahora ella lo domina, y decide quedarse ahí, esperando.
Esperando.....
Esperando a que la espera o esas vistas hermosas le devuelvan una señal...
una respuesta...
una iniciativa...
Suspira y baja la mirada.
Cuánto tarda la señal!
Decide mirar hacia delante, al final de la montaña.
La luz del atardecer juega con las formas rocosas, mezclándose con las olas,
el cielo y el color de tus ojos.
El espectáculo es capaz de hacerla volar...
Los latidos de su ser la incitan a caminar hacia allí,
para admirar de cerca esa belleza sin igual;
se decide, y da un paso.
El viento sopla fuerte, y el juego de las luces espirales
evoca una esencia...
es esa esencia ... la misma de sus sueños...
A ritmo de sus latidos pestañea,
deseando ese algo incorpóreo que flota en el instante...
Da unos pasos, muerta de miedo.
Siente los músculos tensos, y la aceleración simultánea de su respiración
y los golpes en su pecho.
Se contiene; camina más despacio.
Se aproxima un poco más...
Y ante ella, empieza a alejarse la ilusión.
Se va, se va y la pierde, quedándose allí quieta sin nada que poder decir.
Las punzadas de su ser herido inhiben la entrada de aire a sus pulmones.
Sus párpados se cierran involuntarios, conteniendo esa mezcla de emociones.
Cuando el dolor domina, sobra hasta el aire.
Demasiado vulnerable aún, levanta la frente del suelo.
El acantilado sigue ahí; ni rastro de algo que no sean piedras y mar.
Un violento portazo sacude los cimientos interiores de la chica,
que tras coger unas bocanadas de oxígeno mira de frente el sol.
Se apaga su luz, se vidrian sus ojos.
En rápido movimiento se levanta del suelo y aprieta los puños,
afianzando lo que será un punto de apoyo en adelante.
Paso al frente. Este no duele.
Espiración lenta, profunda.
De espaldas al mismo momento de ayer.
Pero esta vez no va a mirar.

#23

sábado, 16 de mayo de 2009

Música a las 23:23 h

Es sonido instrumental el que besa mis oídos esta noche de conocida soledad.
Notas al aire que se deslizan en espirales armónicas,
acariciando mi alma y haciéndome perder de vista
los relámpagos que cierran esta tormenta que ya se aleja.
Suenan como...
besos en el viento;
como lágrimas etéreas,
como el ojo de mil huracanes,
como dedos que recorren suavemente un teclado, con el amor más puro;
como la respiración que te da la vida
y lame tus heridas de guerra,
quedándose contigo en única y cálida compañía.
Notas... compases...
Emoción expresada en 2/4,
contenida en la yema de unos dedos entregados
y unos ojos cerrados ausentes.
Consuelo y congoja simultáneos,
en este sollozo silencioso
desprendido de mi pecho,
mientras admiro muda
lo único y majestuoso bueno
que ha salido de nuestras manos humanas.

miércoles, 8 de abril de 2009

El fatídico narrador de sinsentidos

Un ladrillo.
Un poco de cemento.
Una paletada.
Otro ladrillo.
Otro poco de cemento.
Otra paletada.
Otro más sobre el anterior.
Más cemento.
Homogeneizo el trabajo con la herramienta.
Sonrío y silbo.
Continúo colocando uno sobre otro,
en perfecta consonancia.
Alineo las esquinas,
quito las sobras,
mido los ángulos.
Se empieza a elevar el muro,
sólido y bien construido.
Es majestuoso.
Me quito el sudor de la frente;
es agotador el trabajo.
Paro un momento y contemplo lo poco que falta.
Estoy cansada, pero satisfecha.
Entonces es cuando llegas tú.
Reluce el martillo en tu hombro.
No quiero creerlo.
Claro que tampoco es la primera vez,
y no me pilla de susto.
Te acercas sin acelerar el paso,
sin decir una palabra.
Me echo hacia atrás.
Es lo único que puedo hacer,
echarme hacia atrás para no dañarme con los trozos
que vuelan por el aire de ladrillo y cemento, aún bien alineados.
Te contemplo.
No hay rabia en tus rítmicos golpes,
no hay desdén en tu mirada,
no hay venganza.
No hay nada, nada mejor que el terror psicológico gratuito.
Y esta vez ni siquiera me gritas.
Ya ni siquiera lloro cuando salto sobre los restos del muro,
después de irte tú.
Nunca me da tiempo a darte las gracias.
Cada muro de cemento y ladrillos derribado por tu martillo
ha creado uno de hormigón en otra parte.
No me sirven las preguntas cuando sólo hay hechos.
Además, estoy muy cansada.
Demasiado cansada, otra vez más.
¿Hasta cuándo?

viernes, 3 de abril de 2009

La rareza de las cosas

Contrario a lo que se quiere
inverso a lo deseado
decepcionante como un "sí" en un "no"
e hiriente como el filo inexistente de un invisible cuchillo.

Subir cuando la incertidumbre impone quedarse o bajar,
caminar con el miedo pisándote los talones
hablar por no sentir silencios
y correr por no mirar hacia atrás.

Orden en los pensamientos: los que no gustan, a esconderlos.
Sonrisa leve por indiferencia,
trago tras otro sin pensar,
con la mirada perdida que mira sin ver.

Prisas para compensar desdichas
gritos para callar llantos
genio para ocultar debilidad
y pasión para purificar con fuego.

El día a día,
todo el mundo,
en todo momento y situación,
sin descanso más que con la muerte.

domingo, 15 de marzo de 2009

((( Inciso )))

Sonrisa, “hasta luego” y portazo, con la mochila en un hombro y ganas de cantar a voz en grito.
Bajar las escaleras corriendo, saltando en cada rellano, y tarareando.
Una última mirada al espejo de la entrada, recolocar el pelo alborotado, empujar la puerta y ¡¡a vivir!!
Fuera el sol me abraza en cuanto me ve, la hierba y las baldosas ondean con mis pasos, llevándome por caminos cada día distintos.
La alegría me palpita en el pecho, que se ríe hasta de las moscas volando; la brisa fresca me da en la cara y me revuelve el pelo, pero esta vez da igual!
Saltos y vueltas en la calle, con el brillar de los ojos hacia el cielo, disfrutando de ese azul que enamora y del blanco y el moverse de las nubes…
Infinitud, eterno, respiración… ese es el momento de cada día!!
La misma canción una y otra vez, sintiéndola y dejándose llevar por ella mientras los pies te llevan hacia delante, que no paran, que no esperan!!
¡¡Hay tanto que vivir!!
Plantas, piedras, coches, cuestas, silbidos y un jamón; todo lo veo al pasar y a todo le digo “hasta luego”… un adiós queda tan remoto…
Sentada debajo de un árbol, con música, sol, pájaros, papel y boli,
¿qué más se puede pedir?
Me fundo con ese suelo que me arropa, el aire que me envuelve y el hormigueo de dentro que no me deja estar, que quiere verlo y probarlo todo, que se enamora cada día de las pequeñas cosas, y al acostarse sonríe.
Por estos momentos merece la pena todo!!
Llego a la universidad, gente, caras, manos, palabras, vaivén, alboroto, risas, ocupaciones, vivencias…
Con la mochila en el hombro doy una vuelta a ciegas, saludando, dando besos, feliz, feliz, otra vuelta sobre mis talones y te busco con la mirada, sin verte.
Me tocas en la espalda, me doy la vuelta y me miras con tu sonrisa.
“Zas” en el pecho, sonrisa en mis labios.
Momentos que me llenan todos ellos, momentos que tengo casi a diario, como las personas, por los que vivo y muero, como los impulsos, como la melodía oculta de un paisaje, como el trino del gorrión, la libertad del mar, la frescura del aire o la calidez de la tierra.
Volteretas en el césped, calor y complicidad entre tú y yo.
Flotando en este bienestar, disfrutar de todo, respirar hondo y estar aquí.
Si con un espejo lo pudiera vivir doble…
Mirada al frente, cabeza alta: ¡¡un camino me espera!!

sábado, 21 de febrero de 2009

Ella

Ese tipo se ha creído que podía aplastarla como las moscas.
Se lo ha visto en los ojos en cuanto lo ha visto,
igual que ese pose de altanería, apoyado en el coche, mirándola desde la distancia.
Realmente la contraría enormemente tener que golpearle el esternón
antes de poder admirar sus increíbles ojos,
pero sabía desde que lo ha visto en medio de la arena
que no hay salvadores en esta tierra, sino chacales y locos.
Y él no es un loco.
Es un chacal, invisible tras unos modales intachables, un cuerpo de locura, una sonrisa profidén
y unas gafas de la última marca.
Sabe sentir el peligro de lejos, y esta cualidad es la que le ha permitido sobrevivir (que no vivir).
No intenta desabrocharse ni un solo botón de la camisa: él es demasiado listo para esos truquillos de principiante.
Mientras con la caricia de un revés lo deja tumbado en la arena, para asegurarse, echa un vistazo alrededor y coge del coche una navaja de hoja pequeña. Vaya, la estaba esperando con una botella de agua y algunos cigarros.
Como si se conocieran, y no sólo porque coincidían espacio-temporalmente en el mismo país, ciudad, casa y, ocasionalmente, habitación.
El agua tiene un sabor algo distinto, asi que más vale andarse con cuidado y mucho ojo.
Ahora que lo piensa, algunas piezas van encajando mejor en el rompecabezas.
Y por lo que ha podido deducir, ni por asomo piensa dejarles todo el regalo a esos cabrones.
Eliminarla.. como si no hubiera sido por ella por la que estaban y sabían lo que ahora buscaban como cachorros hambrientos.
Sonrisa + idea.
¿Ves?
Pero no le guarda resentimiento, a diferencia de a los otros.
Eso sí, no le confería ninguna ventaja.
Que estuviera tremendamente devorable ahí tirado en el suelo,
respirando arena, con mi bota en su cuello y un hilillo de sangre en una mejilla no significaba que en cualquier momento que una mínima duda la asaltara no bastara para mandarlo a un infierno distinto en el que estaban, al lado de ese coche ardiendo y con el sol que le estaba cocinando el cerebro.
Ahora otras motivaciones la movían, y eran un enigma incluso para ella, pero siempre se había dejado guiar por su instinto y nunca había perdido (excepción hecha con el último negocio/cliente).
Un "bip-bip" llama su atención.
Vienen.
Bien, se lo esperaba.
Relámpago de inseguridad y dilatación de sus venas.
Bien, vamos a planear algo.
Un plan A, B, C y D, porque con estos tíos nunca se sabe.
Sin embargo, tiene una ventaja: conoce su forma de actuar.
Esos machos humanos se confiaron demasiado, y es consciente ahora de la importancia de todas las frases sueltas escuchadas detrás de una cerradura, los códigos escritos en papel milimetrado y hasta las melodías de los teléfonos.
"Se prepara una tormenta de arena", le dicta su cerebro, merced a todas las clases de meteorología que ha estudiado junto con otras "asignaturas" no menos importantes.
El cielo está despejado.
El viento del noroeste va a ser el encargado de poner el escenario.
Las montañas son lo suficientemente altas como para hacer de escudo al viento, pero demasiado lejos para que aparezcan por ahí; aunque ellos no cuentan con su presencia.
O quizá sí, tras ver que sus llamadas no se responden.
Mmm... habrá que hacer algo.
Inspira hondo cada calada, para darse un respiro y arreglarse la ropa.
Él finge estar insconciente, y aunque intenta no mover los ojos por debajo de los párpados,
veo dilatarse los laterales de su nariz para respirar mejor.
Se agacha con sumo cuidado, presionando suavemente con la navaja sobre sus testículos mientras le susurra al oído palabras tranquilizadoras que suenan como látigos al restallar sobre la carne, enumerándole sus opciones y las implicaciones de cada una.
Mientras habla, en los ojos de él se dibuja incluso una lejana sonrisa combinada con los movimientos de unos labios resecos por el calor y la falta de agua.
Hay que reconocer que ese tío no es corriente, como los gustos de ella.

domingo, 15 de febrero de 2009

Relato compartido

La carretera desierta me invita.
El frío de esta noche despejada me mantiene despierta.
El polvo que flota en el ambiente atestigua dónde me encuentro.
En mitad de la nada,
esta nada surcada por una carretera
de interminables kilómetros en línea recta.
Me han abandonado aquí, para que muera lentamente.
Sentada en una piedra con las piernas cruzadas decido mi situación.
¿Correr?
No, agotaría mis fuerzas enseguida.
Luego además está el tema de hacia dónde.
No tengo ni idea de dónde estoy,
mirando alrededor sólo veo arena y más arena.
Y, muy muy en el fondo, montañas rocosas.
¿Dormir?
No, los aullidos de la noche me avisan de que no despertaría.
Déjame pensar...
"Tienes todo el tiempo del mundo para pensar ahora"- me susurra una voz en mi cabeza.
"Cállate. Ni se te ocurra burlarte de mí ahora"- le contesto.
"Esto te lo has buscado. Podrías haberlo evitado, y por tus puñeteros deseos mira dónde nos encontramos ahora. Te odio, estúpida hembra."
Decido no prestarle atención, para no malgastar energías inútilmente en un cabreo sin solución, y me pongo a cavar.
Así mantendré mi calor y tendré un sitio donde pasar la noche y no me caiga la helada que se huele en el aire.
Mierda. Se han llevado mi mechero, y no puedo encender ni una triste hoguera.
Son unos desalmados. Unos jodidos interesados con malas intenciones y trajes de Channel, que cambian a su madre por una bolsa de gusanitos si con eso pueden hacer un negocio.
Tan altaneros, tan déspotas, tan traicioneros.... y tan apetecibles.
Me rasco la nuca, donde aún tengo rastros de la herida de un mordisco.
Sonrío involuntariamente, y estiro las piernas.
"No vas a seducir a nadie ahora, perra, no hay nadie aquí".
Sigo cavando durante otra hora. El reloj es lo único que me han dejado,
aparte de dolores por todo el cuerpo tras la fiesta de anoche.
Y, a pesar de todo, no les guardo rencor.
Los mejores momentos de mi vida los he pasado con ellos,
desde que saliera de aquel bar de carretera siguiendo a un hermano recién encontrado hace ya 8 meses.
Ahora sí hace frío.
Me froto los brazos para entrar en calor, y me tumbo en el hoyo.
Ostia, qué diferencia.
Me apoyo sobre la tierra y me hago un hueco.
Intento respirar despacio,
para no meter más mierda a mis pulmones de la que ya tienen.
Aquí acostada, medio drogada aún, empiezan a venirme recuerdos.
Aquel día que mi padre entró en mi habitación por primera vez.
No me pegó, realmente no había por qué usar la violencia en ese caso.
Ni siquiera cuando le abrí la yugular externa; fue incluso con cariño.
Mi adolescencia, un ir y venir de tíos sin control.
Mis estudios, y las noches eternas empollando para sacar partido al poco dinero que tenía.
Mi graduación, y el profesor de economía mirando desde su coche.
El incendio en el edificio, y los gritos de la policía.
El silencio del gobierno, un chute y el bosque.
El sonido de la articulación atlantoaxial de mi sicario al romperse, encima de mí.
El polvo que me cogieron los pantalones, joder.
El camión que me acabó llevando a esa mierda de bar.
Y mi hermano nuevo, que vino a sacarme de ahí para meterme en fiestas en las que yo era la tarta, y grupos de hombres se turnaban para mí.
La información que obtenía de ellos, y las transcripciones que le daba a mi consanguíneo.
La fama, el dinero, el poder.
La suficiencia, el desprecio y la falta de escrúpulos con las que me curtieron y que me caracterizaban.
La sensación de tener el mundo en tu mano para aplastarlo,
y acostarte a dormir dejándole vivir un día más.
Pero no puedo acordarme de nada de anoche,
y me gustaría saber por qué estoy aquí.
Un insecto vaga por encima de mis botas.
A trompicones, voy alternando sueño con insconsciencia.
Por la mañana, me despierta un rayo de sol que me quema los ojos nada más abrirlos.
Me incorporo.
Tengo la boca seca, pero no tengo agua.
Me duele el pecho, pero me cuesta respirar.
Miro cautelosamente hacia fuera de mi madriguera: parece que no hay nada ni nadie.
Me levanto, dispuesta a salir a buscar algo que comer o beber, aunque sea sangre.

jueves, 29 de enero de 2009

Improvisación

Sí.
Hoy ha empezado con un sí,
pronunciado desnuda entre las sábanas
con los ojos abiertos en la oscuridad
y un dibujo de sonrisa suficiente.
En la calle voy mirando de reojo,
con una invitación muda a cada mirada que se cruza,
miles de encuentros con ojos oscuros y voluptuosos
que se mezclan con los míos,
intercambiando espirales giratorias
de deseo descendente
entre lluvias de destellos.
Camino segura de mí misma.
A cada paso domino las baldosas del suelo,
sometiéndolo a mis pasos.
Algo que sujetaba entre los dedos cae al suelo.
Lo miro sonriente, mientras lo destrozo con desprecio
y sigo mi camino.
Disfruto del viento en mi cara,
que me aparta el pelo y me pone a prueba.
Suspiro.
Hoy estoy hecha de madera con acero,
y me encanta esa sensación.
Hoy os miro desde arriba,
riéndome de vosotros.
Hoy no os necesito capullos,
que os atropelle un camión.
Una alegría salvaje me corroe por dentro,
mientras pego un tirón a la tela de mi falda
y la echo al aire.
Es lo único que vais a tener de mí,
porque no podéis imaginar
lo que esconde mi cabeza, patanes.
Vuestro desprecio me ha hecho más fuerte.
Y ahora que se ha ido el desprecio, la fuerza permanece.
Sigo sonriendo.
Hoy acabará bien.

sábado, 17 de enero de 2009

El lobo

El rugido que sale de mi garganta hace temblar los pilares del edificio.
Se eleva más y más en este aire gélido de noche,
aire de soledad, amargura y vacío.
Vuelvo a rugir mientras me destrozo las cuerdas vocales,
y la sangre resbala rápida hasta mi estómago.
Está caliente.
Es el único calor que siento en mucho tiempo.
Cruzo la carretera
y a cada paso
siento que voy muriendo un poco más.
En realidad ya estoy muerta, pero alguien se empeña en hacerme creer lo contrario
para divertirse con mi sufrimiento, mis amargas sorpresas y mi llanto.
Los lobos salvajes de mi interior están sedientos.
Sedientos de sangre y violencia.
Miran a través de unos ojos que no son míos con la mirada del cazador.
¿Soy cazador o presa?
Un brillo diabólico sale por mis pupilas.
La sonrisa que dibujo no sé si tiene más de agresividad o de muerte.
Quiero sentir cómo se despedaza vuestra carne entre mis dientes
mientras gritáis despavoridos
un poco de perdón;
¡¡Se me llevan los demonios!!
¡¡¡Cállate, maldita sea, que acrecentas mi odio a cada palabra!!!
¡¡¡Yo no quiero odiarte!!
¡¡No quiero!!
¿Pero qué coño te hace suponer que voy a escuchar tus gritos de ayuda cuando tú has olvidado los míos tanto tiempo??
Me tenías al lado.
¡¡Y me ignoraste!!
Aprieto los dientes sobre cada una de tus heridas, clavándolos.
Una furia inmensa me recorre como un escalofrío
y agito la cabeza hacia los lados poseída por la fiebre de la lucha.
Me hablas y escupo en tus palabras.
Pero son los recuerdos los que me impiden destrozarte como casi haces tú conmigo.
No es benevolencia ni piedad.
Es...
¿qué es?
¿debilidad, incapacidad?
las notas de un piano suenan en mis oídos...
siento un hachazo en lo más profundo de mi ser.
¡¡No puedo hacerlo!!
Sin embargo tampoco me salen las lágrimas...
No me das ninguna pena, ahí tirado en el suelo desangrándote por las flagrantes heridas que te he provocado...
pero ese piano...
¡¡sigue aquí!!
y maldita sea.... cada nota se me clava como una bala.
Y en ese momento, mi lobo decide retirarse.
Ya no brilla la maldad en mí.
La sangre se ha secado de mis dientes.
Y lo que queda es un despojo.
Huyo a mi madriguera.
Aún no he acabado contigo.
Una batalla no es la guerra.

jueves, 15 de enero de 2009

Antártida

Hoy
escribo sin saber
(como siempre)
cómo acabará esta misiva
(que no es tal)
sin destinatario
ni mensaje.
La sensación predominante hoy es la de una mano estrujándome
con cariño todos los metros de intestino que pueda abarcar.
Parece que me hayan tirado una piedra
alejándome de todo lugar
en el que me gustaría estar
y hasta ahora estaba a gusto.
Como si me hubieran dicho "zape"! o me persiguieran con puños blancos
para ver mejor el color de mi sangre tras la paliza de siempre.
Repudiada, por entes que tienen menos alma que verguënza.
Engañada, por creer en sus palabras.
Dolida, porque soy jilipollas y no me decido a aprender.
Ahora mismo me gustaría tirarme por encima una jarra de agua helada,
para tensar todos mis músculos y asegurarme de que sigo aquí,
de que nadie me ha robado para luego tirarme del maletero del coche con una patada.
El veneno de las palabras hoy no me sale para vosotros,
hoy me intoxica a mí
de una forma dulce, no obstante.
Me gustaría despertar mañana en una glaciación;
a ver si el frío intenso os hace explotar el cerebro.
Tengo curiosidad en saber cómo os comportaríais después.
Qué motivaciones guiarían vuestros actos..
Qué naturaleza es en realidad la que subyace en el fondo de tanta mierda.
Tengo sueño...
mañana no me pondré el despertador.

sábado, 10 de enero de 2009

Zas

Machacada
pisoteada
ahogada
y asfixiada.
Sin sentido
como estas letras
Sin orden
como una lluvia de ideas
Sin coherencia y sin respeto.
Sin ánimo, sin sal
sin llamas,
en el huracán.
Perdida en la soledad
bañada en tristeza.
Sollozos dentro
llanto fuera.
Rebelión, incomprensión
cólera y orgullo destrozado.
Sollozos dentro
llanto fuera.
Dolor de alma
tan fuerte y ardiente
que se quema y desaparece
como todo lo que importa
como todo lo que no importa
como todo lo que miro
y todo lo que pierdo.
Sollozos dentro
llanto fuera.
hoy no podré quitarme
la plancha de hierro de los pulmones.
Puños en la pared
dientes en el suelo
ojos rojos
y cristales rotos.
Mi alma grita desgarradoramente
tan fuerte
que temo que la oigan
todos los jilipollas que se sientan a mi lado a todas horas.
Sollozos dentro
llanto fuera.
Sangre en la garganta.
Quizás algún día aprenda.
Quizás no.
Mientras espero la respuesta,
me pudro en medio
de charcos negros envenenados
con volutas de humo y frío.

jueves, 1 de enero de 2009

Reflexión

Estoy de cara a la pared.
Con los ojos bajos, miro fijamente su pintura.
Tú me hablas desde atrás.
No estoy escuchándote.
Eres sólo una puta que intenta amargarme desde hace años,
maldita hora en que te conocí...
buscas cualquier excusa para martirizarme.
Realmente la pared está bien pintada, ni un cambio de tono en el color,
ni un grumo mal puesto...
Tu zumbido sigue tronando en mi oido.
Criatura, ¿¿no sabes lo que es callarse??
Hago una mueca con la boca que tú no ves.
Me gustaría arrancarte la lengua, y ver cómo revientas al no poder hablar.
De repente sales de la habitación.
Qué descanso...
En mi cerebro se maquina una idea.
Aún es demasiado abstracta,
no tiene forma,
pero sólo necesita un poco más de tiempo.
Estiro los nudillos.
Me duele el puño.
Quizás sea de mis peleas nocturnas con esa sombra que me acosa y acaba durmiendo conmigo...
No consigo atrapar ese destello que revolotea por mi cerebro...
En el estómago el mismo nudo rígido de todos los días.
Miro por la ventana.
Y así, sin más, siento aflojarse una tensión dentro...
cierro los ojos mientras una lluvia de recuerdos golpea con furia mi mente
lágrimas llegan a mis ojos
y un sollozo contenido revienta en mi pecho.
Como no puedo llorar toda mi mezquinidad,
toda mi avaricia
toda mi mala intención
y todo mi dolor
decido hacer un esfuerzo
y tragarmelo todo..
Cuesta
pero al final (y como siempre) lo consigo.
Respiro hondo, dejando que el aire me llene completamente,
y lo expulso despacio....despacio...
Un instante de duda.
Y vuelvo a armarme..
como cuando se colocan las piezas de un puzzle.
Me cubro para resistir lo que veo todos los días.
Para verlo y no ponerme a gritar en medio de la calle,
gritar y gritar con todas mis fuerzas
hasta caer de rodillas
y golpearme la cabeza contra el suelo
porque mi garganta es incapaz de emitir más sonidos.
Tanta hipocresía...
Tanta maldad...
Tanta indiferencia...
Tanto vacío..
Acosadores incansables e invencibles de la humanidad,
convertidos en ídolos adorados,
becerros de oro mudos
que sin embargo manipulan a su antojo todo cuanto quieren,
destronando toda otra razón
y a la razón misma.
Vosotros....
habéis sido creados por el hombre..
o quizás nacisteis ya con él,
con el mismo hombre que os alimentó
y al que destruiréis....
Lo merecemos... ¿verdad?

¿qué opinais?