martes, 14 de mayo de 2013

Días tristes

Qué duro se hace el avance contra todo cuando lo que te apetece es vomitar todo lo que llevas en el estómago; tanta mezcla de sentimientos parece que no suele sentar bien, y claro, la indigestión está a la orden del día siempre. Qué extraño es recordar, y recordar como si hubiese sido ayer cosas desde las que ha llovido, y llovido mucho, o quizás parece que aún no lo suficiente... Me sé de memoria esta sensación, la sensación de no dejar irse a las cosas. Aunque parece que tienen que marcharse ya, ¿no? Estarán cansadas ellas también de flotar, atemporales, en algún rincón de mi mente. Sé que el mundo no espera y aún menos la vida; "Mi propia vida no me espera"- pienso mientras me río con cierta amargura (o quizá debería decir mucha). También sé que en días como hoy releer cartas y libretas no me ayudará a estar bien. Pero comparado con no tener un sueño tranquilo no parece que me vaya a hacer mucho mal... Siempre me pregunté dónde quedaban las cosas que no decíamos, que no ocurrían; las cosas que se callan... y ahora creo que lo sé.

2 comentarios:

  1. ¿Dónde? ¿Dónde quedan las cosas que no se han dicho, que no han ocurrido? Porque por más que miro no veo nada, más bien eso, veo la nada.

    Para ti, ¿dónde, Espe?

    ResponderEliminar
  2. Se quedan en el estómago, cogidas en el pecho.
    Dependiendo de lo que duelan pueden hacer que sea complicado respirar algunas veces.
    No hacen nada, sólo están ahí y cuando te acostumbras a su peso ya no las notas, o sólo cuando estás cansado.

    Algo que he aprendido es que los adioses no existen, existen los "hasta luego" más o menos largos.

    ResponderEliminar