domingo, 15 de febrero de 2009

Relato compartido

La carretera desierta me invita.
El frío de esta noche despejada me mantiene despierta.
El polvo que flota en el ambiente atestigua dónde me encuentro.
En mitad de la nada,
esta nada surcada por una carretera
de interminables kilómetros en línea recta.
Me han abandonado aquí, para que muera lentamente.
Sentada en una piedra con las piernas cruzadas decido mi situación.
¿Correr?
No, agotaría mis fuerzas enseguida.
Luego además está el tema de hacia dónde.
No tengo ni idea de dónde estoy,
mirando alrededor sólo veo arena y más arena.
Y, muy muy en el fondo, montañas rocosas.
¿Dormir?
No, los aullidos de la noche me avisan de que no despertaría.
Déjame pensar...
"Tienes todo el tiempo del mundo para pensar ahora"- me susurra una voz en mi cabeza.
"Cállate. Ni se te ocurra burlarte de mí ahora"- le contesto.
"Esto te lo has buscado. Podrías haberlo evitado, y por tus puñeteros deseos mira dónde nos encontramos ahora. Te odio, estúpida hembra."
Decido no prestarle atención, para no malgastar energías inútilmente en un cabreo sin solución, y me pongo a cavar.
Así mantendré mi calor y tendré un sitio donde pasar la noche y no me caiga la helada que se huele en el aire.
Mierda. Se han llevado mi mechero, y no puedo encender ni una triste hoguera.
Son unos desalmados. Unos jodidos interesados con malas intenciones y trajes de Channel, que cambian a su madre por una bolsa de gusanitos si con eso pueden hacer un negocio.
Tan altaneros, tan déspotas, tan traicioneros.... y tan apetecibles.
Me rasco la nuca, donde aún tengo rastros de la herida de un mordisco.
Sonrío involuntariamente, y estiro las piernas.
"No vas a seducir a nadie ahora, perra, no hay nadie aquí".
Sigo cavando durante otra hora. El reloj es lo único que me han dejado,
aparte de dolores por todo el cuerpo tras la fiesta de anoche.
Y, a pesar de todo, no les guardo rencor.
Los mejores momentos de mi vida los he pasado con ellos,
desde que saliera de aquel bar de carretera siguiendo a un hermano recién encontrado hace ya 8 meses.
Ahora sí hace frío.
Me froto los brazos para entrar en calor, y me tumbo en el hoyo.
Ostia, qué diferencia.
Me apoyo sobre la tierra y me hago un hueco.
Intento respirar despacio,
para no meter más mierda a mis pulmones de la que ya tienen.
Aquí acostada, medio drogada aún, empiezan a venirme recuerdos.
Aquel día que mi padre entró en mi habitación por primera vez.
No me pegó, realmente no había por qué usar la violencia en ese caso.
Ni siquiera cuando le abrí la yugular externa; fue incluso con cariño.
Mi adolescencia, un ir y venir de tíos sin control.
Mis estudios, y las noches eternas empollando para sacar partido al poco dinero que tenía.
Mi graduación, y el profesor de economía mirando desde su coche.
El incendio en el edificio, y los gritos de la policía.
El silencio del gobierno, un chute y el bosque.
El sonido de la articulación atlantoaxial de mi sicario al romperse, encima de mí.
El polvo que me cogieron los pantalones, joder.
El camión que me acabó llevando a esa mierda de bar.
Y mi hermano nuevo, que vino a sacarme de ahí para meterme en fiestas en las que yo era la tarta, y grupos de hombres se turnaban para mí.
La información que obtenía de ellos, y las transcripciones que le daba a mi consanguíneo.
La fama, el dinero, el poder.
La suficiencia, el desprecio y la falta de escrúpulos con las que me curtieron y que me caracterizaban.
La sensación de tener el mundo en tu mano para aplastarlo,
y acostarte a dormir dejándole vivir un día más.
Pero no puedo acordarme de nada de anoche,
y me gustaría saber por qué estoy aquí.
Un insecto vaga por encima de mis botas.
A trompicones, voy alternando sueño con insconsciencia.
Por la mañana, me despierta un rayo de sol que me quema los ojos nada más abrirlos.
Me incorporo.
Tengo la boca seca, pero no tengo agua.
Me duele el pecho, pero me cuesta respirar.
Miro cautelosamente hacia fuera de mi madriguera: parece que no hay nada ni nadie.
Me levanto, dispuesta a salir a buscar algo que comer o beber, aunque sea sangre.

7 comentarios:

  1. #47, te propongo algo: añade algo tuyo a la historia. Podemos apostarnos algo. Quien le de un final, se la queda. Tienes alguna otra idea?

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  2. Otra perspectiva de las cosas.

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    Jamás pensó que ser dueño de la carretera sería algo así. Ha descubierto cómo hacer fuego, miles de años tarde. Qué ironía resulta tener un coche recién pintado, recién salido al mercado. Qué pena haber dejado a la zorra de turno sobre el asiento, con las venas marcadas entre el brazo y el antebrazo. Y el capó ardiendo.

    Pero él es un triunfador. Sigue teniendo millones en su cuenta corriente, diez GPS que velan por él, y un móvil de decimosexta generación por lo menos. Eso sí, en su perfecto plan no entran las operadoras, así que no incluyamos el elemento "cobertura" en la trama. Está en mitad de la nada, y hace un calor que le obliga a dejar su torso tan cuidado, sin un solo pelo, al aire.

    El método es simple: sus guardianes le verán, y le recogerán en cinco minutos, no importa lo que tengan que recorrer. Como si quieren venir de Indochina. Cuenta con ellos. Y ellos cuentan con riquísimos billetes que poder enrollar para darle uso al polvo de ángel.

    Pero un plan tan acertado siempre tiene riesgos, y este, en concreto, es bien vistoso. Además se maneja dos tetas y carece de falo. Cada vez pinta la cosa mejor, o eso cree él. El "factor desconocido" se acerca al coche desde la lejanía, tambaleándose a un ritmo bastante reducido, y a veces arrastrándose.

    Aquel tipo la observa, y se coloca sus gafas de sol. Mejor será ocultar los efectos de una sobredosis puntual, y recibir a la fémina como Dios manda. Así que se mete al coche, saca una botella de agua, algo de tabaco, y aguarda apoyado en el maletero. Da igual que el vehículo estalle; tendrá tiempo para echar un polvo en el Cielo. Y más con aquella chica que se planta frente a él, y a la que asiste de la única manera que sabe: siendo hipócrita.

    Ella recobra la vista. Y él la mira a los ojos. En su mente se crean tantas películas que ni John Stagliano daría abasto. En su mirada se enrojece el azul de los zafiros que son sus ojos.

    Ella ya le ha hundido las costillas, y él cae al suelo. Todavía queda mucha fiesta que celebrar, para recordar el pasado. De momento, ella se conforma con esperar a los del GPS, que ya están llamando por el busca.

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  3. Muy bien! asi que aceptas el reto.. ok! pues seamos tu el malo y yo la puta.. a ver cómo sigue esto! tengo la impresion de que me lo voy a pasar bien ;)

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  4. Quizá haga aparición estelar la parejita de oro. Seguro que una que yo me sé se divertirá también llamándome gilipollas y todo eso.

    #47

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  5. o.O xD a ver cómo se encamina y avanza esta historia

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