viernes, 16 de julio de 2010

Recolección

Y qué pena,
qué pena de flores entre el hielo
que un día pensaron que llegarían a crecer...

Qué pena también, del campesino que oyó pasos
a su alrededor y pensó que no estaba solo;
qué desilusión,
cuando el día parece soleado
pero esconde una tormenta...

Lástima de los momentos de papel,
que ahora vuelan en pedazos
por la habitación,
queriendo salir y
siendo retenidos en un último intento;
qué pena...

No puedo ya ni mirar con horror
cómo esta jauría de lobos me devora;
sólo los contemplo saciar su hambre
con mi carne y marcharse satisfechos por un tiempo...

Y, eso sí, lo que me duele más que la carne arrancada
es el amuleto que se llevan consigo también,
entre mis cosas estaba, con mi ropa...

No se puede tapar de un vendaval
a un sólo árbol floreciente,
si ha de crecer lo hará y si ha de morir...
también lo hará.
Aunque no todas las muertes son iguales,
y no todas pueden evitarse de la misma forma.

3 comentarios:

  1. Borra esta entrada de mi vista, energúmena.

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué has hecho que no puedo entrar a tu blog?
    O.O

    No la voy a borrar Ra, aquí se queda para recordarme lo que he hecho mal y rectificar; aunque duelan, hay cosas que no es bueno alejar...

    Aunque es cierto que puede que la quite del blog.

    ResponderEliminar
  3. Es verdad, y también me lo recuerda a mí; dejala estar...

    Mi blog lo borré, aunque guardé una copia por si quería retomarlo.

    ResponderEliminar