miércoles, 30 de noviembre de 2011

Gotas de mar

El camino de piedras salpicadas sobre la superficie del mar llega más allá de la vista en la distancia, fundiéndose con los primeros rayos de un sol que emerge, brillante, del agua.

Ella, sentada en la orilla con las piernas cruzadas bajo una falda, provista de unas botas de agua y un impermeable que le sirve de protección, contempla la escena.
Contemplar se convirtió en algún momento en el plato fuerte de alguien que no comía, que se saciaba viendo comer.

Hoy se levanta, se quita las botas y se sube a la primera piedra, de la que el equilibrio empuja a saltar sobre la segunda, con los brazos hacia arriba, los ojos cerrados y el corazón palpitante.

Se vuelve hacia la orilla: A escasos dos metros, él está sentado en la arena y la mira con esa intensidad arrolladora que le hace erizarse la piel.

"¿Vienes conmigo a dar un paseo?"- susurrra mientras le tiende la mano, mirándole a los ojos, el tiempo suspendido...

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