martes, 1 de noviembre de 2011

Nubes oscuras

Sujeto el lápiz con los dedos,
jugando a darle vueltas,
y cae otra vez...

El papel sigue blanco, y yo me aliso el pelo con las manos lentamente...
Pulso tembloroso que agitas mis dedos,
déjame comprenderte,
déjame al menos, ya que soy tu presa, saber el por qué..

No hay respuesta, y la voz vuelve a morir esta noche en la garganta sin salir de ella.
¿Angustia? ¿Nervios? ¿Impaciencia? ¿O algo más profundo quizá?
Nada se me responde, nada me trae calma a este momento en el que el cuerpo me tiembla como un drogadicto en abstinencia;
al momento en el que me caen lágrimas que no parecen mías
sobre un regazo que tiene frío, un frío invernal que me obliga a abrazar mis rodillas y llorar sobre ellas...

No entiendo... y da igual.
No quiero entender, pues he decidido aceptar y firme me mantengo.
Quizás siempre me superó la vida, que se rió de mí cuando le dije presa del coraje que sería mía y no del revés, dándome media vuelta y marchándome...

Aprieto los dientes con la cabeza baja,
recordando la sensación de haber vuelto a perder, tan familiar antaño...
La luz de la luna baña mi silueta, muda, donde siempre estuvo;
dejo a la noche entrar en mí y me desvanezco en el aire, volviendo a la nada;
una nada acogedora en la que espero poder dormir.

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