miércoles, 12 de enero de 2011

En espiral

Te echo de menos.
Te echo en falta cuando no podría estar más lejos de tí,
cuando nada absolutamente a mi alrededor habla de tí.
Es, como la segunda primera vez que tragué bichos con muchas patas;
como la segunda primera vez que tragué saliva para hablar,
que no supe qué decir,
que se me quebró la voz,
que yo sola reía y hablaba por la calle;
expectante por una tarde especialísma.

Y también recuerdo los árboles, el 4º para ser más exacta,
en esta noche en la que me gustaría sentarme en la tierra, perder la vista y dejar pasar el tiempo...

Y no es amor, lo sé, es querer vivir...
Aunque así, sé que ya no será.

14 de Mayo de 2010... :')

No puedo concretar, otro día que me inspire...

martes, 21 de septiembre de 2010

0

Siempre toca seguir, siempre.
Aunque tus pies ya no den más;
aunque camine la rutina por tí y
tú te desvanezcas entre nubes de niebla
perdidas cada mañana en el horizonte;
pese a que haga tiempo que te cueste sonreír...

No tendrás descanso, no te levantarás para vivir,
sino que vivirás para levantarte cada día.

Increíbles cadenas invisibles más fuertes que toda tu voluntad,
escondidas en la definición misma de la palabra "vida".

Y la sensación de empezar a comprender este gran puzzle,
del que puede que quiera formar parte... o no.

viernes, 13 de agosto de 2010

Sobre unicornios...

Me dicen que vivo en las nubes, que no tengo los pies en el suelo…

Que eso me va a perjudicar, que fracasaré en la vida, que nunca sabré distinguir la verdadera realidad…

Pues esta es mi pregunta para todos los que lo creen:
¿Por qué puedes querer estar en el suelo, una vez ya lo has visto, cuando puedes volar?

¿No te has parado a pensar que quizá desde el aire tengas un punto de vista más amplio?
Y la sensación de la nada bajo tus pies…

Has de volver, claro, a pisar tierra firme algunas veces, para volver a tomar referencias y para coger impulso de nuevo…

Además, las estrellas que yo busco están en el cielo.

jueves, 12 de agosto de 2010

Cruces

Incógnitas, incógnitas.
Dominio de emociones y bajo control las variables problema...
¿De verdad? ¿Eso crees?
...

Pues volverás, volverás a pisar el fango,
a morder el polvo, a decir adiós a tus ideales
por una causa no siempre justificada;
de hecho muy pocas veces...

Y, sin embargo, lo harás.
Los pesos varios que te ayudan a caminar así
elegirán el rumbo y tú lo seguirás,
creyendo que es lo que has escogido:
suspiro, y me despido de tí mientras
te veo alejarte con tantas nubes en la cabeza,
tantas primaveras en los labios,
tantas obligaciones pendientes,
tantas frases no dichas y
tantas metas olvidadas.

Yo me quedo aquí, porque en un sitio hay que parar,
y éste me gusta.
Adiós, querido experimento aún fallido,
espero que tu vuelo entre la bruma
te deje posar para tomar aliento alguna vez...

Y hoy, hoy no pienso más.
Me dejo caer hacia delante
y apoyo la frente en las hierbas del camino.
Huele a frío que se acerca,
y a vida aún latente debajo de la tierra...

viernes, 16 de julio de 2010

Recolección

Y qué pena,
qué pena de flores entre el hielo
que un día pensaron que llegarían a crecer...

Qué pena también, del campesino que oyó pasos
a su alrededor y pensó que no estaba solo;
qué desilusión,
cuando el día parece soleado
pero esconde una tormenta...

Lástima de los momentos de papel,
que ahora vuelan en pedazos
por la habitación,
queriendo salir y
siendo retenidos en un último intento;
qué pena...

No puedo ya ni mirar con horror
cómo esta jauría de lobos me devora;
sólo los contemplo saciar su hambre
con mi carne y marcharse satisfechos por un tiempo...

Y, eso sí, lo que me duele más que la carne arrancada
es el amuleto que se llevan consigo también,
entre mis cosas estaba, con mi ropa...

No se puede tapar de un vendaval
a un sólo árbol floreciente,
si ha de crecer lo hará y si ha de morir...
también lo hará.
Aunque no todas las muertes son iguales,
y no todas pueden evitarse de la misma forma.

lunes, 24 de mayo de 2010

Say good bye...

Humedad fría en contacto con mis rodillas cruzadas sobre el suelo,
Las suelas de mis bambos miran en contraria dirección,
y yo juego a alinear por vigésima vez los dedos de mis manos.

Un mechón de pelo azota mi cara en el viento,
viento saturado de agua en movimiento,
mientras las luces de la ciudad a lo lejos
se hacen borrosas e intermitentes,
majestuosas e impersonales.

Negro el cielo sobre mí,
negra oscuridad sentada conmigo,
cogidas de su inexistente mano
y besándonos, metafísicas ambas.

¿Dudas?
No están... se han marchado.
Cada beso a mi eterna amante
desgaja un pedazo de mí,
en dolorosa y liberadora acción;

rota toda,
con mis fragmentos en el suelo,
no siento nada, doy el control completo
a los truenos y la lluvia de este paisaje
que es para mí; que vivía en mí,
mientras los pedazos de lo que creo ser
resbalan por mi cara en forma de lágrimas
al deshacerse los nudos de la ignorancia;

No es la muerte, es poesía con alas.

jueves, 20 de mayo de 2010

Llueve...

Y ahora… dime tú qué.

Sigo esperando para ver cuándo será la última vez que te escriba…

Aunque jamás lo sepas, ni lo leerás.

Imágenes cortadas vienen a mi cabeza, un poco borrosas por el tiempo y por las lágrimas turbias que cayeron encima de cada recuerdo;

Momentos aislados que nunca fueron un todo, que jamás formaron parte de un “Nuestro”, para ti nunca existí como esa referencia sólida que está presente en tu cabeza…

Se me acaba la frustración lentamente, siento cómo apuro lo poco que queda en esta copa de fracasos para mí, mientras me reseco aún más por dentro, quedando las cicatrices en mi madera, a la que ya no alegrará ni el sol.

Vomito sobre las teclas un sentimiento sustitutivo de la rabia, ayudada por las únicas compañeras incorpóreas que pueden comprender y aliviar este desaliento sin inicio ni fin: notas de música.

Música, que me ayuda a no morir aún mientras vivo; que me traen sensaciones, pero que ya no pueden tampoco hacerme llorar…

Y contemplo impasible el camino en el que estás, sin moverme, en el mismo sitio en el que un día te pedí ayuda con una mirada y tú… tú no volviste a mirar.

Nunca vuelves a mirar, ni a pensar, ni a querer.

Y quizá lo que me haga daño sea el saber que anidaste en mí para marcharte cuando todo estaba listo; cuando dediqué la mejor de mis sonrisas a la pared que había detrás de ti.

También cuando di mis besos más sinceros a un cuerpo que sólo quería sexo; cuando conté cosas tan mías en momentos al parecer cualquieras; cuando te dije tantas veces “Te quiero”, convencida de que como a ti, no volveré a querer a nadie; cuando puse nuestra amistad por encima incluso de mis límites,

Cuando esperé mensajes tuyos hasta las 4 de la madrugada, mensajes que nunca llegaron y que yo necesitaba.

Cuand o te abrazaba desde el corazón y tú sólo con los brazos; cuando te miraba mientras dormías, cuando encontraba tesoros en tus ojos, cuando me bastaba tenerte cerca para no poder respirar, cuando te enseñé lo mejor de mí y me ignoraste, cuando yo intenté construir algo sólido y tú sólo me dabas escombros; todas las veces que no creíste en mí, todas las que te reíste, todas las que te olvidaste, todas las que te dieron igual, todas las que no pensaste en las consecuencias, todas las que hiciste por interés, las que fueron moneda de cambio por un polvo, cuando yo te di porque me salía de dentro y tú me lo devolviste todo, cuando te necesité para hablar y tú me diste un portazo, cuando yo puse amor y tú un calentón, cuando necesité saber qué era para ti y fui el puto último mono, cuando la besaste, cuando estuve ahí, cuando fuimos 3, cuando no querías fotos nuestras, cuando estudié contigo, cuando te demostré que estaría ahí y tú me miraste de reojo, cuando rechazaste los lazos conmigo, cuando el orgullo valió más que yo para ti, cuando te escribía cosas y tú me las comprabas, cuando rompí el puzle que hice para ti, y ni preguntaste; cuando pasé esos 2 meses…

Cuando me dijiste que no confiabas en mí, cuando necesitaste pensar qué sentías por mí, cuando fui el pañuelo del bolsillo que una vez lleno de mocos se tira, por tanto y tanto esfuerzo de mi parte para conseguir NADA,

Cuando tuviste miedo de mí, cuando desesperé y tú no hiciste nada; cuando te quise con rabia y tú… tú estabas probando.

Por todo esto, y más que ya no digo, no tengas el valor de preguntarme qué ha pasado.

Saldrás de mi vida al final, y aunque no todo ha sido asi obviamente, estos recuerdos son los que me poblan la mente ahora, y no quiero recordar los demás.

No de momento. Tras 3 meses ya sólo me queda vacío.

Ni canciones, ni Scrat, ni piano, ni cerdos, ni cariño.

¿Lo peor? Fue en parte mi elección.

¿Lo mejor? La intensidad con la que una vez sentí que estaba viva.

Y no diré adiós, bastardo, porque siempre eres la maldita penúltima copa.